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Voces indígenas en la ONUMarcos Matías Alonso Los pueblos indígenas de México están dando la batalla en todos los frentes. Aprendieron con gran rapidez a utilizar los foros internacionales para hacer oír su voz, plantear sus razones y exigir respeto a sus derechos fundamentales. En la actual coyuntura también están dando muestra de una gran habilidad para reclamar y obtener la intervención de los órganos responsables de la Organización de las Naciones Unidas, a fin de que el gobierno pongan fin a las violaciones de los derechos humanos y cumpla con sus obligaciones. En suma, la voz de los indígenas se ha escuchado clara y fuerte en dichos foros, con resultados magníficos. Esta participación india fue especialmente notable durante el XVI período de sesiones del Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas de la ONU, celebrado en Ginebra (Suiza), del 27 al 31 de julio de 1998. Allí, representantes de las organizaciones indígenas más representativas del país, aprovecharon el foro mencionado para hacer un claro diagnóstico de la grave situación de deterioro de los derechos humanos que se vive en México y de la negativa actitud asumida por el gobierno de México en lo relativo al cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés. Por las intervenciones de los dirigentes indios, quedaba claro que ambas cuestiones (incumplimiento gubernamental de los acuerdos y deterioro de los derechos humanos principalmente en las etnorregiones del país) estaban íntimamente vinculadas. A partir de esta plataforma, procedieron a solicitar—con diplomacia, pero firmemente—una declaración de la ONU que hiciera llegar al gobierno de México el claro mensaje de que la comunidad internacional está atenta a los acontecimientos en Chiapas y en otras regiones indígenas, y no está dispuesta a mantenerse indiferente frente a las crecientes violaciones. Por su importancia, ofrecemos a los lectores las intervenciones de los representantes indígenas en la sesiones del Grupo de Trabajo y de la Subcomisión, así como la misiva que hicieron llegar a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU. Completa el cuadro, la resolución de la mencionada Subcomisión de Prevención en la que ésta toma nota “de las informaciones procedentes de fuentes concordantes que indican que la evolución de la situación de los derechos humanos en México se hace cada vez más preocupante, en particular en lo que concierne a los pueblos indígenas,” y pide “a las autoridades de México que garanticen el pleno respeto de los instrumentos internacionales”. Como conjunto, estos textos nos dan una idea del grado de desarrollo que han alcanzado las organizaciones indígenas de México por lo que hace a la defensa de su proyecto de autonomía, y a sus capacidades para hacerse entender y para convencer en el momento y el lugar pertinentes. Héctor Díaz-Polanco. Cumplir los acuerdos pactados Marcos Matías Alonso (49 Periodo de Sesiones de la Subcomisión de Prevención de la Discriminación y Protección a las Minorías, Palacio de las Naciones Unidas, Ginebra, Suiza, 15 de agosto de 1997) Señor Presidente: Muchas gracias por concederme la oportunidad de manifestar mi palabra. Mi nombre es Marcos Matías; soy indígena mexicano y miembro de la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía y del Congreso Nacional Indígena. La situación en que vivimos los pueblos indígenas de México, es la prueba palpable y cuantificable de cómo un modelo de sociedad excluyente nos colocó en esta injusta situación. ¿Por qué el 46% de nuestra gente es analfabeta y el 76% no tiene educación primaria completa? ¿Por qué nuestras viviendas no tienen agua, drenaje ni electricidad? Esta situación ha sido un proceso estructural e histórico, producto no de la falta de integración a la sociedad nacional, sino generado por un modelo asimétrico, desigual y con una pobreza creciente en los pueblos indígenas de México. Las cifras oficiales aceptan que 40 de los 90 millones de los mexicanos son pobres. De estos, 15 millones lo constituyen los pueblos indígenas, que son los más pobres entre los pobres del país. Es necesario reconocer que México es una nación profundamente desigual. El primero de enero de 1994, la mayoría de los mexicanos despertó en otro país. Irónicamente, desde esta fecha entró en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) y, en este mismo día, se desató el movimiento armado de los indígenas chiapanecos. México en lugar de entrar al primer mundo, retornó a la vanguardia de un cuartomundismo en expansión. Hoy esta flagrante situación nadie la puede negar: ni el propio gobierno. Una gran parte del pensamiento político contemporáneo de los pueblos indígenas de México, está resumido en el derecho a la Autonomía. Las demandas aisladas por un camino rural, una escuela bilingüe, pequeños créditos, una clínica médica o la introducción de agua, se articula cada vez más en una propuesta amplia y sólida. Las reivindicaciones locales de los pueblos son parte de la demanda nacional. Las organizaciones hemos insistido en que el problema de los indígenas de México no atañe sólo a los pueblos y comunidades, sino a toda la nación mexicana. La autonomía y la libre determinación exigen considerar un conjunto de problemas que tiene que ver lo mismo con el control del territorio y la tierra, la producción y el manejo de los recursos, la reorganización de los poderes de la nación y el autogobierno, que con los derechos humanos, la ética y la política, en un marco plural de culturas, sensibilidades y cosmovisiones diversas. Así se manifiestan las voces de la autonomía en México. Este es el pensamiento político de las principales organizaciones indígenas del país, incluyendo la voz de los hombres y de las mujeres del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, quienes conjuntamente hemos planteado al gobierno federal, establecer el fundamento Constitucional del derecho a la autonomía y a la libre determinación de los pueblos indios de México. A pesar de múltiples obstáculos, estamos avanzando hacia esta meta irreversible. La relación de los pueblos indígenas con el Estado, es una relación frágil que debe cimentarse en el diálogo y en el consenso de acuerdos entre los intereses del Estado Nacional y las demandas centenarias de los pueblos indígenas. En base a este principio está pactado el Acuerdo de San Andrés de los Pobres, Chiapas, sobre “Derechos y Cultura Indígena”, firmado el 16 de febrero de 1996, entre el EZLN y el gobierno federal. Los Acuerdos de San Andrés de los Pobres son compromisos y propuestas conjuntas que el gobierno federal pactó con el EZLN, para garantizar una relación justa entre los pueblos indígenas, la sociedad y el Estado. La propuesta conjunta, contiene las siguientes responsabilidades y compromisos que el Estado mexicano se comprometió cumplir con nuestros pueblos.
Han transcurrido 18 meses y no hay ninguna señal en el cumplimiento de los acuerdos pactados. El gobierno federal no ha honrado su palabra de impulsar cambios constitucionales en materia de Derecho Indígena. Hasta ahora, sólo se dispone de pronunciamientos, propuestas y compromisos. Hace falta concretarlos legislativamente y, sobre todo, aplicarlos en la práctica, para constatar hasta que punto la autonomía y la libre determinación echarán raíces en México. El Ejecutivo Federal aún está en buen momento de cumplir con los acuerdos pactados. Ojalá que la lucha de los pueblos indígenas de México no sea en vano. En el 15 período de sesiones del Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas (GTPI), estuvimos muy atentos al pronunciamiento de la posición gubernamental de México. En su intervención, escuchamos su interés de alentar la pronta suscripción del Proyecto de Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, su voluntad de apoyar las actividades del Decenio Internacional para los Pueblos Indígenas y su deseo manifiesto en establecer el Foro Permanente, dentro del Sistema de las Naciones Unidas. Congruente con esta política internacional, los pueblos indígenas exhortamos a nuestro gobierno, cumplir con los acuerdos pactados, dar una base constitucional a la demanda de los pueblos indígenas de México. Alarmante Situación Marcos Matías Alonso (XVI Periodo de Sesiones del Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas. Palacio de las Naciones Unidas, Ginebra, Suiza, 27-31 de julio, 1998) Señora presidenta: Muchas gracias por concederme la oportunidad de manifestar mi palabra. Mi nombre es Marcos Matías, soy indígena mexicano, presido la organización de ALTEPETL Pueblos Nahuas de la Montaña de Guerrero, y soy miembro del Consejo Directivo de la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA). En virtud de la alarmante situación que vivimos los pueblos indígenas del sureste mexicano, aprovecho el uso de esta tribuna para informar a la comunidad internacional sobre la situación conflictiva que aún prevalece entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno federal:
Esta grave situación ha sido reconocida por la Sra. Mary Robinson, Comisionada de Derechos Humanos, quien ha alertado del grave deterioro del respeto de los derechos humanos, en especial de los pueblos indígenas y ha advertido que un primer paso para retornar al diálogo es reducir la presencia militar en el sureste mexicano. Un segundo paso será la búsqueda de nuevos caminos de diálogo y negociación, desde el ámbito local hasta la más alta esfera de la diplomacia internacional. Ninguna negociación puede garantizar eficacia y cumplimiento de acuerdos, sin una nueva instancia de intermediación. Obviamente, ya son tiempos de que los indígenas participemos directamente en los nuevos esquemas de negociación política. Los pueblos indígenas de México hemos reiterado una y otra vez que el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, representan el camino pacífico y sin violencia para el reconocimiento constitucional de nuestros derechos. Ni nosotros los indígenas ni los mexicanos en general, deseamos más violencia o muerte. Creemos que el gobierno federal también ha hecho esfuerzos en la búsqueda de soluciones para todos los mexicanos. Si se han aplicado medidas equivocadas, aún es tiempo de rectificar. Saber corregir errores es signo de grandeza. Muchas gracias. Educación y autonomía Xaureme Jesús Candelario Cosío (CNI/Unión de Comunidades Indígenas Wixaritari de México) (Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas: 1995-2004) Muchas gracias, señor presidente, a las congregaciones de los hermanos representantes indígenas y todos los participantes del 16 período de sesiones del Grupo de Trabajo, por haberme dado esta participación. En la víspera del tercer milenio, la diversidad social ha mantenido un enfoque permanente en el reconocimiento de los derechos fundamentales de los pueblos indígenas del mundo; los indígenas buscamos el reconocimiento alternativo que fortalezca la identidad y la vida comunitaria de la autonomía y la libre determinación. Esta búsqueda a vapor del reconocimiento del derecho fundamental en la educación ancestral que se nos ha transmitido con saberes de quienes nos han dado la palabra de generación en generación, tiene la importancia de seguir manteniendo nuestra forma de organización social, espiritual y una educación propia que nos hace diferentes a los demás. Precisamente esta diferencia con la educación formal o sistematizada, ha provocado la desaparición y mantiene latente el riesgo de desaparecer al resto de las culturas del mundo. Bien sabemos que si no se nos permite a los indígenas tener un desarrollo en la educación propia, estamos convirtiendo a los niños que mañana conducirán el destino de los pueblos; se transformen con una visión diferente a cambiar completamente la vida social y de la identidad cultural de los indígenas. México tiene 56 idiomas diferentes, 56 formas de decirnos diferentes. En Guatemala, en Brasil y en otros Continentes, se conforma de la misma forma. En este sentido y en nombre de la organización que represento, resumo algunas propuestas concretas basadas en las demandas de los pueblos indígenas de México:
Si no tenemos esta sensibilidad, nos estaremos alejando de las aspiraciones al reconocimiento a la libre determinación de los pueblos indígenas. Muchas Gracias. Palacio de Las Naciones, Ginebra, Suiza, 29 de Julio de 1998 Iniciativa para detener las violaciones Marcelino Díaz de Jesús (XVI Periodo de Sesiones del Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas) Con su permiso señora presidenta: Hermanos y Hermanas: Agradezco la oportunidad para dirigirme a todos ustedes en esta 16° Sesión del Grupo de Trabajo. Soy Marcelino Díaz de Jesús, Diputado Federal Indígena Nahua, del estado de Guerrero, México, y Secretario de la Comisión de Asuntos Indígenas de la Cámara de Diputados, correspondiente a la LVII Legislatura del Congreso de la Unión. Las organizaciones de la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA), miembros del Congreso Nacional Indígena (CNI), en el marco de este 16 Período Ordinario de Sesiones del Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas de la ONU, desde esta tribuna, la más alta del mundo, las de las palabras sabias, saludamos con satisfacción la preocupación del Secretario General de la ONU, Kofi Annan, manifestada en su reciente visita a nuestro país, en relación a la situación en que se encuentran los derechos de los pueblos indígenas de Chiapas y el resto del país, que permitió poner el dedo en la llaga mexicana, a pesar de la maniobras gubernamentales. En México, nuestras comunidades continúan luchando por hacer vigente el reconocimiento pleno de nuestros derechos como pueblos indígenas, en un marco de autonomía en sus diferentes competencias. Señora Presidenta: Ante la falta de garantías, en la práctica, para poder implementar lo anterior, nuestras organizaciones que nos han delegado a participar en este Grupo de Trabajo, queremos transmitir una invitación a la Señora Mary Robinson, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, para que visite los pueblos indígenas de México. Asimismo, queremos invitar a la Subcomisión a tomar una iniciativa para detener las violaciones sistemáticas y reiteradas de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, y para prevenir los ataques contra los pueblos indígenas que preparan las autoridades mexicanas. Esperamos que a esta iniciativa de la Subcomisión, los miembros de este Grupo de Trabajo estén íntimamente asociados, porque no queremos ver en el futuro que algún organismo de las Naciones Unidas levante a nuestros muertos para lamentarse de nuestro dolor. Es importante retomar el compromiso del gobierno mexicano durante la visita del Señor Koffi Annan, de mantener un contacto permanente con la titular del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, con el propósito de verificar la situación de los derechos humanos en México, así como el establecimiento de una oficina de observadores en Chiapas. El gobierno de la República tiene una oportunidad mayor de mostrar, en los hechos, su interés en el punto, y de cumplir con su palabra ante las Naciones Unidas. Hasta ahora, al parecer, los primeros pasos no se han dado al respecto. En México, el presidente Zedillo no ha cumplido con su palabra empeñada en los Acuerdos de San Andrés, derivada del diálogo con los zapatistas. Exigimos un cambio de actitud que respalde los trabajos de conciliación, como uno de los primeros pasos encaminados a permitir las condiciones para la Consulta Nacional sobre la iniciativa de Ley Indígena elaborada por la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA), anunciada en la “V Declaración de la Selva Lacandona” por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). En caso de que el presidente Zedillo continúe negándose a reconocer la instancia de mediación nacional en el conflicto chiapaneco, solicitamos los buenos oficios del Secretario General de Las Naciones Unidas, Kofi Annan, para que se constituya en una instancia de carácter internacional, para desempeñar el papel mediador entre del EZLN y el gobierno mexicano, buscando con ello, arribar más pronto a una verdadera paz con justicia y dignidad. Que el corazón del cielo y de la tierra alumbren el camino de ustedes y nuestros pueblos, para que más temprano que tarde se reconozcan nuestros derechos plenos como pueblos indígenas, y se proclame ya la Declaración Universal de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Muchas Gracias. Palacio de las Naciones Unidas, Ginebra, Suiza, 29 de Julio de 1998. Derechos de las mujeres y autonomía Martha Sánchez Néstor (indígena amuzga) (XVI Periodo de Sesiones del Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas) Con su permiso Señora Presidenta: Hoy a finales del siglo pareciera ser que México vive un doble desafío: la lucha por la apertura de espacios democráticos y el reconocimiento de derechos ciudadanos para sectores vulnerables, como se ha dado en llamar a las “mujeres” y los “indígenas”. Las acciones militares sobre comunidades indígenas y campesinas han ido subiendo de tono en los últimos cuatro años, sobre todo en aquellos estados del país donde han surgido grupos armados, como Guerrero, Oaxaca, Chiapas, entre otros. Las consecuencias de ello han sido asesinatos, desapariciones forzadas, encarcelamiento, violaciones a los derechos humanos y agresiones sexuales de las mujeres indígenas, que en algunos casos resultan embarazadas, sin que las autoridades competentes den un castigo ejemplar a quien comete este delito, sobre todo tratándose de miembros del Ejército Mexicano:
Lo que más nos preocupa es que la sociedad se está acostumbrando a vivir en esta violencia, a creer normal estas agresiones contra las mujeres indígenas, no indígenas y pueblos indígenas que luchamos por un mañana diferente, un futuro donde nuestros hijos puedan ejercer libremente sus derechos, disfrutar de nuestros recursos naturales, gozar de lo que en muchos años se nos ha negado. Por eso las mujeres también estamos participando en los procesos del Movimiento Indígena Nacional, en los espacios de la Asamblea Nacional Indígena Plural por la Autonomía (ANIPA), del Congreso Nacional Indígena (CNI), en el propio como Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas, en el que analizamos, elaboramos propuestas y exigimos una participación real, equitativa en el ejercicio y reconocimiento de la Autonomía de los Pueblos Indígenas. Además, vivimos en situaciones de desigualdad desde el seno de la familia, sociedad, gobierno, y eso se expresa en el mayor analfabetismo en las mujeres que en los hombres, los altos niveles de muertes maternas, el bajo nivel de servicios médicos, falta de un Programa para el Desarrollo Integral de la Mujer Indígena, entre otros. La mujer indígena tiene una relación inalienable con la madre tierra; al igual que los hombres sabe trabajarla y cuidarla. Sin embargo, hasta ahora no se han implementado leyes que garanticen que las mujeres puedan obtener la titularidad de la tierra. La desnutrición en niños, niñas, los múltiples casos de cáncer cervicouterino en las mujeres, cáncer de mama, anemia, por mencionar algunas enfermedades, han encontrado en las comunidades las fáciles víctimas de una muerte cotidiana, sin que se retome por parte del gobierno como una prioridad a ser atendida. Por ello, los organismos sociales no gubernamentales estamos aportando lo que nos corresponde en los diferentes ámbitos como Cultura, Educación, Justicia, Salud, Educación, porque creemos en el diálogo como base para encontrar caminos que ayuden a abatir la pobreza, pero un diálogo en donde empecemos por respetar los acuerdos que de él emanen. Por ello solicitamos a la ONU: Abrir una Oficina permanente de derechos humanos en México. Designar una delegada-relatora especial para el seguimiento de violaciones a derechos humanos de las mujeres. Pedimos que todos los casos de violaciones que han sido cometidos por el Ejército Mexicano y en las zonas de conflicto sean considerados crímenes de guerra, tomando como eje los acuerdos de Pekín. Ginebra, Suiza, Julio 28 de 1998. Valiosa visita de la Alta Comisionada Marcelino Díaz de Jesús Sra. Mary Robinson Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Las Naciones Unidas. Ginebra, Suiza. Distinguida Señora: En México, saludamos con satisfacción la preocupación del Secretario General de la ONU, Kofi Annan, manifestada en su reciente visita a nuestro país, en relación a la situación que guardan los derechos de los pueblos indígenas de México y el resto del país. La disposición presidencial de mantener una comunicación permanente con las Naciones Unidas para seguir de cerca este punto y el anuncio realizado sobre la invitación de que Usted será objeto por el gobierno de México una vez concluida la visita del Secretario General, Kofi Annan, me alienta, para en mi calidad de Diputado Federal y Secretario de la Comisión de Asuntos Indígenas de la LVII Legislatura de la Cámara de Diputados, acoger con beneplácito esa noticia, pedirle que acepte la propuesta y nos visite en tierras mexicanas. Su presencia, apreciable señora, es una oportunidad que la sociedad mexicana espera con interés, como garantía para prevenir los ataques contra los pueblos indígenas que presuntamente preparan las autoridades mexicanas, en particular en el estado de Chiapas. Además, el hecho de tenerla en nuestro país, al lado de importantes expertos independientes de la ONU, sentará un hecho sin precedentes, tendiente al establecimiento de una Oficina Permanente de las Naciones Unidas, para verificar los derechos humanos de los Pueblos Indígenas en Chiapas, Guerrero y Oaxaca, en el sureste mexicano. Que el corazón del cielo y de la tierra alumbre su camino y confiamos en que a la brevedad nos entrevistaremos con usted en este gran país como es México. Respetuosamente, Marcelino Díaz de Jesús, Diputado Federal. Un resultado histórico: resolución de la Subcomisión de la ONU Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías Sr. Bengoa, Sr. Eide, Sra. Hampson, Sr. Joinet y Sr. Pinheiro (E/CN.4/Sub. 2/1998/L.18) 14 de agosto de 1998 La situación en México y su evolución La Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y Protección a las Minorías, Guiada por los Principios de la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y las convenciones internacionales relativas a la promoción y la protección de los derechos humanos, Tomando nota de las informaciones de fuentes concordantes que indican que la evolución de la situación de los derechos humanos en México se hace cada vez más preocupante, en particular en lo que concierne a los pueblos indígenas, Considerando las informaciones y recomendaciones presentadas por el Relator Especial sobre la cuestión de la tortura (E/CN.4/1998/38/Add.2) y la Relatora Especial sobre la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía (E/CN.4/1998/101/Add.2) después de sus visitas a ese país, Tomando nota con satisfacción del importante anuncio hecho en la Subcomisión por el Gobierno de México en cuanto a su apoyo a la aprobación por la Asamblea General del proyecto de declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones, de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidas, aprobado por la Comisión de Derechos Humanos en su resolución 1998/7, de 3 de abril de 1998, y por el Consejo Económico y Social en su resolución 1998/33, Considerando como una señal alentadora y una evolución positiva la declaración hecha en la Subcomisión por la delegación de México respecto de la estrategia general decidida por el Gobierno para resolver la cuestión de Chiapas mediante el diálogo y sin exigir de antemano que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional entregue las armas, “en pro de la reconciliación y la paz en la dignidad y la justicia”, dando precedencia al restablecimiento y mantenimiento del estado de derecho, en particular mediante el desarme de los grupos armados y la reanudación del diálogo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, abordando en él las causas estructurales de la marginalización y la extrema pobreza debidas al subdesarrollo de esta región, Reafirmando su convicción de que la acción preventiva de la Comisión de Derechos Humanos y otros mecanismos de protección es el medio más seguro para evitar, mientras haya tiempo para ello, que la violencia y la impunidad debiliten de manera irremediable el estado de derecho, Pide a las autoridades de México que garanticen el pleno respeto de los instrumentos internacionales en que es Parte y, a este efecto, dé alta prioridad a: Por una parte, a la lucha contra la impunidad de los autores de violaciones graves de derechos humanos, especialmente aquellas que causan numerosas víctimas entre los miembros de las poblaciones autóctonas; Por otra parte, a la promoción de la acción de los defensores de los derechos humanos y a garantizar su seguridad; Hace un llamamiento a los signatarios de los acuerdos de San Andrés para que se reinicie el proceso dando prioridad al diálogo; Pide a la Comisión de Derechos Humanos, a fines preventivos, que examine en su próximo período de sesiones la evolución de la situación de derechos humanos en México y decida, en el caso de que la Comisión no estuviera en situación de hacerlo, que prosiga el examen de esta evolución en su 51° período de sesiones en relación con el mismo tema del programa. |
Directores: Héctor Díaz Polanco y Edgard Sánchez Ramírez. Coordinación Editorial: Ana María Hernández López. Consejo Editorial: Jesús Escamilla, Fernando Bazúa, Consuelo Sánchez, José Martínez Cruz, Nellys Palomo, Sergio de la Peña (+), Margarita Gutiérrez, Diseño Editorial: Andrés Mario Ramírez Cuevas. |
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